Dado que nadie está excluido de invocar a Dios, la puerta de la salvación está abierta a todos. No hay nada que nos impida entrar por ella, sino sólo nuestra propia incredulidad.
Iniciamos nuestro estudio en el libro de Filipenses. En medio de las crisis y una pandemia mundial que está afectándonos a todos, ¿Cómo podemos llegar a tener gozo?