Dado que nadie está excluido de invocar a Dios, la puerta de la salvación está abierta a todos. No hay nada que nos impida entrar por ella, sino sólo nuestra propia incredulidad.
Juan Calvino
Seamos diligentes para entrar en el descanso de Dios
¿Tiene que seguir un cristiano esforzándose por entrar al descanso de Dios? ¿Son nuestras prioridades en este mundo un reflejo de entrar en ese descanso? ¿Quién nos puede dar ese descanso?