Dado que nadie está excluido de invocar a Dios, la puerta de la salvación está abierta a todos. No hay nada que nos impida entrar por ella, sino sólo nuestra propia incredulidad.
Celebramos una año más de la fidelidad de Dios en nuestra Iglesia. ¿Cómo podemos disfrutar de la fidelidad de Dios en nuestra vida? Escucha el mensaje del domingo.