Dado que nadie está excluido de invocar a Dios, la puerta de la salvación está abierta a todos. No hay nada que nos impida entrar por ella, sino sólo nuestra propia incredulidad.
Todo lo que necesitas es a Cristo. Tus problemas, preocupaciones, cargas, miedos, luchas y ansiedades, para todo Cristo es suficiente. Aprende mas en el siguiente mensaje.